17 mayo 2005

La prensa nacional continúa recogiendo la polémica

Siguen reflejándose reacciones y posturas frente a la reforma que se avecina en los diarios de distribución nacional. Ayer leíamos en EL PAÍS un artículo de opinión firmado por los catedráticos de Historia del Arte Juan Antonio Ramírez y Francisco Calvo Serraller, de las universidades Autónoma y Complutense de Madrid, respectivamente. Bajo el título de ¿Supresión de la Historia del Arte? los citados autores realizaban reflexiones como las que siguen:

(...) Sorprende lo que parece un extraño maridaje entre la vocación tecnocrática de algunas propuestas (como las carreras de Documentación y Traducción e Interpretación) y el conservadurismo de otras opciones (Filosofía, Filología Clásica, etcétera). Parece obvio que esa lista es el resultado de una especie de pacto entre diversos sectores de una comisión que ha trabajado sin consultar a los sectores implicados ni hacer una evaluación seria de las verdaderas exigencias del mundo actual.
(...) No parece que esta pasión de los estudiantes por la historia del arte obedezca a una moda pasajera. Por el contrario, el liderazgo en las humanidades de esta especialidad debe buscarse en pulsiones culturales profundas: en un universo crecientemente dominado por la cultura de la imagen, cada vez más artistificado, la historia del arte proporciona claves interpretativas y métodos más adecuados a nuestro presente que otras disciplinas de corte exclusivamente literario. Parece que nuestros jóvenes están creciendo en un complejo ecosistema iconográfico y no es extraño que dirijan su atención hacia las disciplinas que mejor pueden dar cuenta del universo en el que viven.
(...) ¿De verdad nos vamos a creer que esto es una exigencia de la convergencia europea? ¿O acaso se está pensando delegar esta formación especializada en las universidades privadas, ofreciendo así un negocio seguro a quienes ocupen ese espacio que quedaría desatendido por el sector público de la educación superior?
(...) A nadie se le oculta que las ferias de arte, las galerías, bienales y otros eventos similares mueven multitudes y contribuyen decisivamente a la dinamización económica. En fin, sólo una concepción muy anticuada de las cosas puede imaginarse el paisaje de las humanidades en el siglo XXI sin la presencia prominente de Historia del Arte. Y mucho más si se tiene en cuenta que este sector de la vieja cultura es uno de los pocos que está generando dividendos y que ofrece nuevos puestos de trabajo, azarosos, ciertamente (como lo son todos en esta era de la precarización), pero muy diversificados. (...)

También EL MUNDO, en su suplemento dedicado a la universidad, recogía la polémica de las carreras que desaparecen. Os brindo el enlace (que también está en la columna de la derecha) para que visitéis la versión digital del reportaje. En él intervienen Miguel Ángel Elvira, Juan Antonio Ramírez y Jorge Català.

Otra interesante intervención es la de Pilar Gonzalo Prieto en el DIARIO DE LEÓN, que ha publicado un artículo de opinión bajo su firma. Cito algunos párrafos:

Las personas aficionadas al arte sabrán que el cadáver exquisito fue una actividad muy popular entre los intelectuales y artistas del Surrealismo. El proceso consistía en hacer un dibujo o escribir una frase sobre parte de una hoja o similar, doblarla dejando ver sólo el final y pasársela a otra persona para que continuara con la misma labor sin saber lo que previamente había hecho la anterior. La acción se repetía sucesivamente hasta obtener, como se puede adivinar, un conjunto final caracterizado por la improvisación, el humor y la sinrazón. Este popular divertimento -que mediante una actitud lúdica y deliberadamente infantil exploraba los fundamentos de lo absurdo e investigaba en los recovecos del subconsciente humano- parece haberse convertido en la metodología legislativa en materia de educación de nuestros últimos gobiernos.
Lo que uno hace, el otro lo deshace..., y otra vez vuelta a empezar... En los actuales tiempos, tan gustosos de «reformas educativas», antes que los propios programas de enseñanza lo único que de momento parece ir a perdurar en las aulas son los interinos (aspirantes a puestos docentes que en su día no aprobaron la correspondiente oposición). Entretanto, una interminable sucesión de modelos educativos (LRU, Lou, Loce, Logse, Lode, Eso y lo otro...) puebla el reciente panorama legislativo español -amén del autonómico- y satura los centros educativos con incertidumbre, precariedad y escepticismo. Por su parte, la universidad española -a la que le crecen tantos campus y facultades como deudas políticas tenga la Administración de turno- se debate entre el desconcierto y la despoblación de sus aulas, mientras que el Plan de Convergencia al Espacio Europeo de Educación Superior le está terminando de poner «la casa patas arriba». (...)
En el caso de que la Licenciatura de Historia del Arte finalmente desapareciera, lo único positivo sería que la ya tradicional falta interés gubernamental por estos estudios se pondría en evidencia sin más tapujos. Luego vendrán las lamentaciones de por qué nuestros chicos y chicas están tan embrutecidos, así como las consecuencias de todo ello... Entre tanto, y mientras se vayan sucediendo las lógicas manifestaciones de denuncia, aquellas personas interesadas en recibir una formación de calidad en el terreno del arte -en un clima de apoyo, respeto y consideración por parte de la Administración- lo más probable es que tengan que optar por cambiarse de país. Créanme, se lo digo de buena tinta.

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