La nueva zona arqueológica ocupa una extensión de 219.802 metros cuadrados, a la que se añade un entorno protegido de 1,29 millones de metros cuadrados. La delimitación conjunta obedece a la vinculación histórica, paisajística y arqueológica entre los distintos yacimientos (necrópolis, poblado y villa romana).
La necrópolis se ubica en una pequeña elevación sobre una vega, muy próxima a la ciudad de Antequera. Los tres sepulcros dolménicos que la integran conservan el túmulo original, circunstancia no frecuente en el megalitismo malagueño, y cada uno de ellos presenta claras diferencias técnicas y formales.
El dolmen de Menga, una de las cumbres de la arquitectura adintelada de la Prehistoria europea, destaca por sus grandes dimensiones tanto en el espacio interior como en las losas empleadas. Con un diámetro de 50 metros, el túmulo se cubre con 3.000 metros cúbicos de tierra y rocas.
Para la construcción del dolmen se aprovechó un ligero promontorio en cuya roca virgen se realizó una fosa ancha y alargada en la que posteriormente se fueron colocando los ortostatos (piedras verticales) y, sobre ellos, las losas. Se distinguen tres zonas: un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria. En este último espacio llaman la atención sus tres enormes pilares, un recurso constructivo excepcional en el megalitismo europeo.
El segundo de los dólmenes, conocido como de Viera, es un sepulcro de corredor con un largo pasillo de 19 metros de longitud, segmentado en dos tramos por una puerta, a través de cual se accede a una pequeña cámara de 1,6 metros de altura.
Por su parte, el dolmen del Romeral se diferencia de los anteriores por el empleo de mampostería en paredes y bóvedas, en lugar de lajas. Un largo corredor de 26 metros da acceso a una gran cámara funeraria, desde la que parte otro pasillo más pequeño que acaba en una segunda cámara. Las cubiertas de ambas constituyen los mejores ejemplos del empleo de la técnica de la falsa cúpula en la Prehistoria de la Península Ibérica.
Respecto a los contenidos funerarios de estos sepulcros, apenas si se han podido recuperar cuencos de cerámica, pequeñas herramientas realizadas en sílex, varias hachas de piedra pulida y algún punzón de cobre. Sus paredes conservan también interesantes ejemplos de arte esquemático, especialmente las oquedades realizadas en los ortostatos del corredor de Viera y los motivos antropomorfos y con forma de estrella en Menga.
En las inmediaciones de los dólmenes se ubica el segundo de los yacimientos que integran la zona arqueológica delimitada hoy por el Consejo de Gobierno: el asentamiento del Cerro Marimacho o Cerro de Antequera, un pequeño poblado calcolítico en el que se ha hallado cerámica campaniforme.
El otro yacimiento incluido, y relacionado con el anterior por ocupar parte de su espacio, se corresponde con una villa romana conocida como Carnicería de los Moros. Aunque aún no ha sido excavada, pueden observarse directamente los restos de algunas de sus estructuras, como el ninfeo o monumento dedicado a las ninfas acuáticas.
El Ámbito de los Dólmenes de Antequera se suma al rico patrimonio arqueológico protegido en este municipio malagueño y entre los que destacan, entre otros yacimientos, los de Arastipi, Alcaide, La Estación, La Angostura y El Gallumbar.
[Fuente: Junta de Andalucía]
1 comentario:
Magnífica noticia pero al mismo tiempo pienso, cuanto camino nos falta por recorrer en la protección de nuestro patrimonio.
Saludos desde Iniciarte.
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