A la luz de la información aportada durante las últimas décadas por la Arqueología Medieval, y en el contexto más amplio de la “ciudad islámica”, se efectúa un bosquejo de la evolución urbana en la Edad Media que no sólo demuestra, como se viene afirmando en la bibliografía más actual, que el concepto de inmutabilidad relativo a la ciudad islámica es falso, sino que nos acerca al paisaje de esos primeros asentamientos musulmanes y a su paulatina transformación hasta que llegaron a ser las medinas que conocieron los estudiosos de los siglos XIX y XX.
El interés por revitalizar este tipo de estudios está presente en la bibliografía anglosajona y francesa desde los años 70 del pasado siglo, indicándose entonces la necesidad de estudiar la evolución de las tramas urbanas medievales. Aunque carece de novedad las críticas surgidas a esa visión orientalista que caracterizaba a las ciudades tradicionales norteafricanas (estudiadas a finales del XIX y primera mitad del XX) como prototípicas del urbanismo islámico, aceptándose que las medinas medievales no fueron iguales a las que llegaron hasta época colonial, sin embargo apenas se han realizado estudios sobre ejemplos de primera época y sobre los mecanismos de transformación que las convirtieron en aquellas medinas tradicionales descritas por los orientalistas.
Convencidos de la necesidad de ahondar en esta línea de investigación, Julio Navarro y Pedro Jiménez han venido publicando toda una serie de trabajos, basándose especialmente en tres tipos de fuentes: arqueológicas, etnoarqueológicas y documentales, especialmente árabes. A partir de ellas han tratado de conocer las pautas y reglas morfogenéticas que rigen la formación y evolución de este tipo de tejido urbano.
El presente libro viene a ser una síntesis de todo el conocimiento acumulado y las hipótesis abordadas a lo largo de toda esta línea de investigación, aún en vías de desarrollo y que seguirá dando frutos en el futuro. Con su publicación se ofrece por primera vez una visión general, profunda y contrastada, sobre toda esta apasionante temática histórico-arqueológica, abierta tanto a especialistas e investigadores como al público interesado en general.
LOS AUTORES
Julio Navarro Palazón es investigador de la Escuela de Estudios Árabes de Granada (CSIC), donde ocupa la primera plaza de Arqueología Islámica. Dirigió durante 20 años el Centro de Estudios Árabes y Arqueológicos “Ibn Arabí”, del Ayuntamiento de Murcia. Con más de un centenar de publicaciones, es especialista en cerámica andalusí, urbanismo, arquitectura residencial y decoración arquitectónica. Ha investigado los yacimientos arqueológicos de Murcia, Siyâsa (Cieza), Liétor (Albacete), Alcázar Real de Guadalajara y Amman (Jordania).
Pedro Jiménez Castillo es ayudante de investigación de la Escuela de Estudios Árabes de Granada (CSIC). Especialista en Arqueología Islámica, fue responsable de las excavaciones en el palacio omeya de Amman (Jordania). Además de numerosos artículos, entre las monografías de las que es coautor destacan las relativas al palacio antes citado, al despoblado andalusí de Siyâsa y a las excavaciones arqueológicas en la ciudad de Murcia. Sus líneas de investigación más destacadas han sido el vidrio andalusí, la arquitectura y el urbanismo.
TEMAS ABORDADOS EN ESTE TRABAJO
- APROXIMACIÓN HISTORIOGRÁFICA
Los autores realizan una panorámica sobre el tratamiento historiográfico que ha tenido el tema del urbanismo andalusí, incluyendo la reflexión sobre la terminología científica, y partiendo de los trabajos pioneros de William y Georges Marçais en las primeras décadas del siglo XX hasta llegar a las más recientes reflexiones críticas sobre la consideración o no de la ciudad islámica como modelo urbanístico y sus procesos morfogenéticos y evolutivos. - TRANSFORMACIONES URBANAS EN LA TARDOANTIGÜEDAD
Capítulo en el que se hace un repaso a los antecedentes inmediatos de las ciudades de la civilización islámica, al objeto de conocer las pautas de ruptura y continuidad que caracterizaron el paso de las culturas mediterráneas tardoantiguas a la naciente sociedad islámica en lo relativo al urbanismo de las ciudades preexistentes que serán adaptadas con la llegada de la nueva sociedad. - GÉNESIS DE LA CIUDAD ISLÁMICA
En este capítulo se abordan los procesos que rigen el nacimiento de las ciudades islámicas de nueva planta, así como los que permiten la adaptación de las tramas y estructuras previas de las ciudades conquistadas. - EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD
Aquí se aborda el tema de la evolución de los trazados urbanos islámicos, teniendo en cuenta aspectos como los espacios vacíos intramuros, ocupación de antiguos cementerios, ocupación de antiguas instalaciones artesanales, partición de fincas, supresión y reducción de calles, formación de adarves y el desbordamiento urbano en las fases de mayor saturación constructiva.
LA COLECCIÓN
Conocer Alandalús es una colección de guías de alta difusión científica, escritas por prestigiosos especialistas en la historia, el arte y la cultura desarrollada por el Islam en la Península Ibérica, y con las que se ofrece al lector las claves de uno de los periodos más apasionantes de la Edad Media europea.
LOS EDITORES
El Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, con sede en la ciudad de Zaragoza, es un centro mixto entre las Cortes de Aragón, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Zaragoza, y está dirigido por D. Gonzalo M. Borrás Gualis, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.
[Fuente: LAAC.es]
14 comentarios:
Me gustaría saber por qué Borrás Gualís y otros investigadores aragoneses denominan Alandalús a la España islámica y no al-Andalus o Al Andalus como es habitual.¿Hay alguna razón en concreto o es utilizado solamente por esta escuela? También me chocó en su día la utilización del término "moro" en el catálogo y paneles de la exposición "Mudéjar" que patrocinó Ibercaja hace unos años. Sé que es un término utilizado en la época, y que proviene del latín "mauri", pero creo que ha sufrido un cambio en su acepción, tornándose un término despectivo.
Soy de tu opinión. La castellanización "Alandalús" me parece forzada, el equivalente correcto sería "Andalucía", pero este topónimo ya designa hoy en día a una región que no corresponde a lo que históricamente fue al-Andalus en sus diversos periodos. En todo caso, desconozco el motivo concreto para inventar este neologismo y sí, te confirmo que ningún otro equipo de investigadores lo usa, salvo ellos. En cuanto a la palabra "moro", ciertamente no es despectiva por sí misma, sino según el uso que se le dé y en qué contexto se inserte, aunque desde luego también pienso que, ya que se corre ese riesgo, mejor evitarlo puesto que contamos con sinónimos que pueden sustituirla eficazmente, como "magrebí", "marroquí", etc., según los casos.
Alandalús no es un neologismo, es la misma forma al-Andalus o Al-Andalus, pero tratada como todos los atrabismos del español (sin separación gráfica del artículo "al", que tampoco existe en la grafía árabe) y con la acentuación que le daban los propios andalusíes (como sabemos por sus propios textos y refleja aún hoy el gentilicio "andaluz"), en lugar de la pronunciación clásica Al-Ándalus o de la mera transcripción gráfica Al-Andalus, sin acentos. Se trata, por tanto, de una forma correcta y científicamente fundada, aunque aún no se ha extendido, en parte por inercia, en parte porque los estudios de dialectología árabe en España son aún bastante recientes. encuanto a Andalucía, refleja otra variante de la denominación árabe de la Península Ibérica, "Al-Yazira al-Andalusiyya", es decir, "la Península Andalusí", pero no es de suyo más correcta que la anterior, sino una simple alternativa, de hecho, minoritaria en la tradición árabe, frente a Alandalús.
Gracias, Alberto, por tu precisión. Si denominaba a Alandalús como neologismo es porque no se trata de un término avalado por el uso, que es lo que hace evolucionar a las lenguas, y no los dictados, por mucho fundamento científico que tengan, de los filólogos. Ya pueden todos los arabistas dictaminar irrefutablemente la extrema corrección lingüística de éste o de cualquier término, que si no se usa, no pasará al acervo de la lengua castellana. Así pues, lo más usual en la actualidad es denominar a aquel territorio histórico al que nos referíamos con un término extranjero, árabe en concreto, y para escribirlo usamos una transcripción, ya que empleamos un alfabeto diferente. El resultado es al-Andalus, que no lleva acento ortográfico, en efecto, ya que no es una palabra española, sino la transcripción de un nombre árabe. Puestos a castellanizar, ¿por qué Alandalús y no simplemente Andalús, sin el artículo determinado? Porque en castellano no solemos poner artículo determinado ante los nombres de países o regiones, salvo ciertos casos. Si tenemos "aceituna" de "al-zaytun" (la "lam" del artículo se elimina y se duplica la "zay" siguiente, por ser una "harf shamsy", con lo que nos queda algo como "az-zaytun", de donde "aceituna"), pero de "al-qandil" nos hemos quedado sólo con "candil" y no ha dado "alcandil", o de "al-quran" tenemos tanto "Corán" como "Alcorán"... ¿qué criterio seguimos para decir si sería más correcto Alandalús o Andalús (Andaluz)? Una lengua, y en especial una lengua viva, no es un campo de experimentación sujeto a especulaciones teóricas, sino un organismo que evoluciona de forma natural. Quien quiera usar Alandalús que lo haga, sabiendo que es un término novísimo, y quien quiera usar al-Andalus también, sabiendo que es un nombre extranjero (exactamente como cuando decimos Cambridge o Houston, y no escribimos "Cambrich" ni "Jiuston"). Con el tiempo, el término más usado será el "ganador", pero será el idioma y sus hablantes los que decidan, y no los filólogos. Pido disculpas por no haber podido usar signos diacríticos para las transcripciones del árabe en este comentario, debido a las limitaciones del editor de Blogger, por lo que suplico al lector especialista que sea capaz de entender a qué letras y palabras me estaba refiriendo en cada momento.
Es que en realidad Alandalús no es un "neo-arabismo", es una transcripción, pero siguiendo los criterios de la lengua en que se usaba y de la que proceden mayoritariamente nuestros arabismos, que es el árabe andalusí, donde la cantidad silábica del árabe clásico y de algunos dialectos orientales dejó de tener pertinencia lingüística y fue sustituida por el acento. Por eso, la forma correcta de transcribir el étimo árabe andalusí de nuestros arabismos es con el acento correspondiente (como hace ahora el Diccionario de la RAE, que por cierto, también ha suprimido los guiones). En cuanto a "aceituna" es la derivación normal del árabe andalusí "azzaytúnah", con el artículo aglutinado, como es lo normal en la inmensa mayoría de los arabismos tradicionales, auqnue, en efecto, haya excepciones como la de "qandíl" > "candil". Por lo demás, hay como una docena de sistemas de transcripción del árabe en uso, incluso dentro de los estudios filológicos, así que tampoco es que ese sea un criterio muy seguro. En todo caso, y en eso estoy de acuerdo contigo, que cada uno use la forma que prefiera, hasta que una de las dos se estabilice en el uso común. Pero, en fin, quede constancia de la forma Alandalús que no es un elemento "novísimo", ni inmotivado, ni patrimonio de cierto "equipo de investigadores" que nadie usa "salvo ellos". Tampoco nadie usaba Al-Andalus hasta que lo pusieron de moda los arabistas españoles de los años treinta (en el siglo XIX no se usaban los quiones, por ejemplo). Eso era, simplemente, lo que quería dejar claro con mi primera intervención.
Vuelvo a darte las gracias, Alberto. Creo que es la primera vez que en este blog se suscitan comentarios de tan alto nivel de conocimiento especializado, cosa que nunca he perseguido en este medio, pero que desde luego no está de más. Quizá nos conozcas, pero en todo caso yo y todos mis compañeros de la Escuela de Estudios Árabes de Granada estamos a tu disposición: http://www.eea.csic.es Un abrazo :)
Gracias, Alex. Por supuesto que os conozco. Espero que las inclementes reformas del CSIC os dejen con vida y por muchos años. Y si necesitas algo de mí o de la Universidad de Zaragoza, me tienes a tu disposición en amonta@unizar.es.
Me alegro de haber suscitado este interesantísimo debate, pero quiero señalar que no he entrecomillado "equipo de investigadores" ni he escrito que el término no sea usado por nadie "salvo ellos". En la Universidad de Córdoba seguimos las investigaciones del dr. Borrás Gualis y demás investigadores de la Universidad de Zaragoza, E. Sarasa Sánchez, Mª Isabel Álvaro Zamora, Carmen Abad, y otros muchos profesores, referentes indiscutibles en el estudio del arte y la cultura mudéjar, así como a la prof. dra. Mª Ángeles Jordano Barbudo, especialista en arquitectura mudéjar en Córdoba y provincia. Mi pregunta es en cierto modo retórica: en numerosas publicaciones especializadas la grafía tiene signos ortográficos desconocidos para aquellos que desconocemos el árabe, y en otras, la transcripción varía sustancialmente, como en el caso que nos ocupa. Quizá el asunto se habría de abordar abogando por la normalización directamente. Claro está que aquí pueden surgir diferencias como, por ejemplo, la utilización del término "moro" (del que nuestro amable correspondiente Alberto no ha hecho alusión), que en Aragón creo que se emplea con normalidad pero en Andalucía suscita rechazo. El periodo islámico está asumido como parte inherente a nuestra cultura, lógicamente, y cada vez más hay teorías que defienden la "no invasión" de la península por tribus árabes en el sentido tradicional y sí la conversión en masa de la población arriana (unitarios) frente a las reformas trinitarias. Dos textos ya suficientemente conocidos son: "La Revolución Islámica en Occidente" de Ignacio Olagüe (Plurabelle, 2004)y la "Historia general de Al Ándalus" de Emilio Gozález Ferrín (Almuzara, 2006). Las fuentes islámicas se han recopilado en "Historia del Genocidio de los Musulmanes, Cristianos Unitarios y Judíos en España", de Ahmed Thomson - Muhammad Ata ur-Rahim (Junta Islámica, 1993), un título bastante truculento, pero muy interesante para contrastar posturas, si bien absolutamente falto de objetividad. Creo que así perfilo un poco más mi primera intervención. ¡Gracias, amigos!
Aclaro, Jose, que los entrecomillados procedían de una de las intervenciones de Alex, no de la tuya. En todo caso, hemos logrado, creo, lo fundamental en estos casos: contrastar opiniones e incluso en algún momento discrepar manifiestamente sin perder el buen tono ni la cordialidad, que es como debe funcionar cualquier polémica, chica o grande, en el ámbito de las ideas. En cuanto a "moro", creo que, en efecto, en Aragón mantiene (al menos entre los que de un modo u otro nos dedicamos a estas cosas) su sentido tradicional, básicamente descriptivo. Por lo que hace a la "invasión", habría que hablar más bien de "islamización" y "arabización" (según pongamos el énfasis en lo religioso o en lo lingüístico-literario). Este proceso lo sintetiza muy bien Mª Ángeles Vicente en su libro "La arabización de Alandalús", de la misma colección "Conocer Alandalús" a la que pertenece el libro de Julio Navarro y Pedro Jiménez. Ahora bien, lo de la conversión de los arrianos me parece un tanto dudoso. El arrianismo (si no me equivoco, pues hablo de memoria) no era practicado por el conjunto de la población hispano-romana, sino por la élite visigótica, de modo que la conversión paulatina y constante de cristianos peninsulares al Islam no creo que pueda atribuirse a dicho factor, sino a un simplre proceso de incluturación a las creencias privilegiadas por la nueva situación socio-política y su clase dominante.
Estoy de acuerdo, también a mí me resulta complicado pensar que hubo un componente teológico en la conversión de la población.
Gracias por haber pasado. Es muy difícil empezar un blog sin conocer a nadie que tenga uno, por eso gracias de nuevo por el espacio.
Es obvio que voy a seguir entrando!
Gracias por la referencia. No me había llegado. Un saludo cordial desde ENSEÑ-ARTE.
JDC
saludos , solo un pequeño comentario , yo si creo que hubo una conversion al islam de la poblacion indigena , tal como se dio en otros tantos paises cuando se (re)conocio la realidad islamica, (digo "re-conocio" pues venia a confirmar el anterior mensaje profetico de los cristianos unitarios)fue algo mas bien a nivel interior , que no olvidemos tambien existe , del ser humano y no debido a una imposicion oficial , de ahi la imposibilidad de arrancarlo excepto a sangre y fuego como se hizo , los demas paises conversos continuan con ese modo de vida a pesar de los intentos de desarraigarlo como turquia por ejemplo
Que hubo conversión mayoritaria es claro, yo me refería al componente teológico, o sea, los creyentes o conversos que conservan o mudan su religión por medio de un ejercicio intelectual de convencimiento o no. La mayoría cambiaron tal como cambiaba su opresor, o gobernante, o como lo queramos llamar, salvo los irredentos, claro, mozárabes, moriscos, judaizantes...
Aprovecho la hospitalidad de Álex para invitar a todos sus lectores a pasar por www.arsoperandi.blogspot.com
un lugar de difusión y debate sobre Patrimonio Cultural en el que espero veros a menudo.
Un saludo a Álex y a todos sus lectores.
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