El fondo Torres Balbás, valorado en 90.000€, está compuesto por el archivo personal, colección fotográfica y la biblioteca, de la que se han contabilizado cerca de un millar y medio de ejemplares entre libros, y separatas de publicaciones especializadas en arquitectura y arqueología medieval, cristiana e islámica. Este material se suma a los ya existentes en las bibliotecas de la Alhambra, la Escuela de Arquitectura de Madrid y el Museo Valencia de Don Juan, del que fue director, que se enriquecieron en su etapa.
La colección fotográfica de Leopoldo Torres Balbás, de la que se han contabilizado 1.400 piezas entre negativos en cristal, linterna mágica y acetato, de los años veinte y treinta del siglo XX de varios Monumentos de los que fue responsable y de sus numerosos viajes, así como de sus trabajos de restauración, en los que puede apreciarse la imagen del estado que ofrecía el patrimonio en aquel momento en España.
En el archivo también existen materiales que corresponden a su labor docente como profesor de Historia de la Arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Madrid, que comienza en 1931 y finaliza en 1958; los manuscritos de sus investigaciones y publicaciones, del que se deduce su rigor al abordar temas relacionados con la arquitectura y el urbanismo; su cuaderno de dibujos de monumentos correspondiente a los viajes realizados en los veranos de los primeros años veinte. Estas series tienen un alto valor para los investigadores que pretendan adentrarse en el conocimiento de unos años caracterizados por el nacimiento de la moderna conservación del patrimonio español y la definición y profundización de materias como la arquitectura y el urbanismo hispanomusulmán.
Además, junto a todo ello, en el fondo Torres Balbás que ha adquirido el Patronato de la Alhambra y Generalife se encuentra la correspondencia del arquitecto con compañeros y personajes públicos con los que mantuvo relación (Conde de las Infantas, Manuel Gómez-Moreno, Manuel de Falla, Emilio García Gómez, Antonio Gallego Burín, Luis Seco de Lucena, Gregorio Marañón), y personajes del mundo de la restauración como Giovannoni, Terrasse, o Marçais), además de una carta que su padre escribió al intelectual Francisco Giner de los Ríos; diarios de juventud y de guerra cargados de vivencias y reflexiones; fotografías propias y familiares; documentos de su familia más directa, padres y hermanos.
La aportación fundamental de este investigador y docente comprometido se debe tanto a su pensamiento teórico, formado en la Institución Libre de Enseñanza, recogido en múltiples escritos, como a la práctica restauradora, materializada principalmente en sus intervenciones en la Alhambra y el Generalife. A él se le debe, en gran medida, la Alhambra conservada con criterio científico que conocemos hoy en día.
[Fuente: Patronato de la Alhambra y Generalife]
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