Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha aplicado por primera vez la técnica holográfica para obtener imágenes tridimensionales del interior de una cueva de grandes dimensiones. En concreto, los hologramas recogen varias zonas representativas de la cueva Tito Bustillo, en Ribadesella (Asturias). Los primeros resultados del proyecto, denominado Imaginarte, se presentaron el pasado vienes 23 de marzo de 2007, en el interior de la propia cueva, en un acto presidido por la Consejera de Cultura, Comunicación Social y Turismo del Principado de Asturias, Ana Rosa Migoya.
El investigador del CSIC y director del proyecto, Ramón Torrecillas, que trabaja en el Instituto Nacional del Carbón (CSIC), en Oviedo, señala la importancia del trabajo: ”Hemos conseguido resolver una de las principales limitaciones de la holografía, la falta de profundidad. Al traspasar esta frontera, ha aumentado la espectacularidad de los hologramas, ya que el espectador observa realmente una imagen tridimensional”.
El equipo del CSIC, que incluye también a los investigadores Julio Ruiz y Luis Rovés, ha realizado ya tres hologramas de la cueva en placas (de 80 centímetros de ancho por 60 de largo, y un centímetro de espesor), además de en film (de un metro cuadrado). La utilización de esta técnica les ha permitido recrear espacios de gran profundidad, por encima de los 100 metros de longitud.
Los investigadores del CSIC han desarrollado en el marco de este proyecto equipos y elementos ópticos específicos, para proteger y aislar el equipamiento de las condiciones ambientales extremas de la cueva, con un 95 % de humedad y 13º centígrados de temperatura.
“Realizar los hologramas en una cueva añade muchos problemas frente al trabajo habitual en el laboratorio. Hemos tenido que adaptar los equipos a las condiciones ambientales e innovar con distintos sistemas. Lo más complicado ha sido instalar un auténtico laboratorio de más de 700 kilos de peso dentro de una cueva”, detalla Torrecillas.
Para el investigador del CSIC, la holografía tiene muchas aplicaciones en el campo museístico: “Hay muchas cuevas cerradas al público por temas de conservación, pero si se realizan hologramas, podrían compartir protagonismo con replicas o fotografías en los museos”. Y añade: “A diferencia de las réplicas, los hologramas pueden ser fácilmente trasportados, por lo que su exposición en cualquier lugar es fácil y económica”.
El equipo del CSIC tiene previsto realizar hologramas de otros espacios singulares, tanto a nivel geológico como artístico. “En nuestros próximos proyectos utilizaremos hologramas más grandes que los actuales, para que se puedan componer a modo de gran mural o ventanas tridimensionales y puedan ser observados por un gran numero de espectadores al mismo tiempo”, concluye Torrecillas.
[Fuente: CSIC]
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